Misterios Dolorosos
Un millón de niños rezando el rosario 2022
La oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní
Evangelio según San Lucas (Lc 22, 39-48):
«Entonces Jesús salió y se fue, como era su costumbre, al cerro de los Olivos; y lo siguieron también sus discípulos. Cuando llegaron al lugar, les dijo: «Oren para no caer en la tentación».
«Después se alejó de ellos, colocándose a la distancia que alcanza una piedra cuando uno la tira. Allí se arrodilló y se puso a orar diciendo: «Padre, si quieres aparta de mí esta prueba, pero no se haga mi voluntad sino la tuya».
«Entonces se le apareció un ángel del cielo que venía a confortarlo. Oró con más intensidad y sudó gotas de sangre que caían al suelo.
Después de orar se levantó y fue hacia donde estaban los discípulos y los halló adormilados por el cansancio y la tristeza. Les dijo: «¿Cómo pueden estar durmiendo? Levántense y oren para que no caigan en la tentación».
«Estaba todavía hablando cuando llegó un grupo numeroso de gente. Judas, uno de los Doce, iba a la cabeza, y se acercó a Jesús para besarle en la mejilla. Jesús le dijo: «Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del Hombre?».
Reflexión:
¿Somos solidarios al ver que una persona está sufriendo?, ¿tratamos de ponernos en su lugar y entender lo que le sucede?, ¿somos capaces de brindarle ayuda?
La empatía es la capacidad de entender el sufrimiento de otra persona, es una manifestación de la virtud de la Caridad (amor al prójimo), que nos mueve a ser solidarios, buscando la mejor forma de brindar ayuda desde el corazón.
La flagelación de Jesús, atado a la columna
Evangelio según San Marcos (Mc 15, 6-15)
«En la pascua judía se solía poner en libertad a un preso, el que la gente quisiera. Uno llamado Barrabás había sido encarcelado con otros revoltosos, que en un motín, habían asesinado a alguien.
Pilato preguntó: «¿Quieren que ponga en libertad a Jesús?» Pensaba que iban a dejarlo libre, porque se daba cuenta que los jefes de los sacerdotes lo habían entregado solamente por envidia. Pero estos últimos incitaron a la gente para que pidiera la libertad de Barrabás. Pilato les dijo: «¿Qué hago con el que ustedes llaman rey de los judíos?». La gente entonces gritó: «¡Crucifícalo!»
Pilato contestó: «¿Qué mal ha hecho?». Pero los gritos fueron cada vez más fuertes: «¡Crucifícalo!» Pilato quería dejar contenta a la gente, por eso dejó libre a Barrabás; y después de haber hecho azotar a Jesús, lo entregó para que fuera crucificado».
Reflexión:
¿Cómo actuamos ante las injusticias?, ¿somos capaces de decir la verdad?, ¿respetamos a los que nos rodean?, ¿reconocemos cuando nos equivocamos?
Para poder convivir en paz, son necesarios el respeto, la justicia, la verdad y la honestidad, ya que estos valores nos permiten relacionarnos mejor, evitar injusticias, agresiones y desuniones.
La coronación de espinas
Evangelio según San Mateo (Mt 27,27-31)
«Los soldados romanos llevaron a Jesús al palacio del gobernador y reunieron a toda la tropa en torno a él. Le quitaron sus vestidos y le pusieron una capa roja. Le colocaron en la cabeza una corona de espinas y en la mano derecha una caña. Luego, burlándose, doblaban la rodilla ante Jesús, diciendo: «¡Viva el rey de los judíos!». Le escupían la cara y quitándole la caña, le pegaban en la cabeza con ella. Después de haberse burlado de él, le quitaron la capa, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar».
Reflexión:
¿Qué sucede cuando nos burlamos de otras personas?, ¡herimos sus sentimientos! ¿Cómo se siente una persona que es irrespetada delante de los demás?
Defendamos la paz con respeto. Valoremos a todas las personas, pues somos hijos de Dios; acojamos a los más necesitados con amor, seamos buenos hijos, amigos, compañeros y vecinos.
Jesús con la Cruz a cuestas
Evangelio según San Juan (Jn 19, 16-18)
«Tomaron, pues, a Jesús, y él, cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, y allí le crucificaron»
Reflexión:
¿Nos quejamos cuando se nos pide cumplir con nuestras obligaciones? ¿Hacemos las cosas con buena actitud? ¿Damos lo mejor de nosotros mismos en nuestro día a día?
Jesús, con su ejemplo de humildad, entrega y amor, nos llama a la obediencia, y a ser portadores de paz.
Jesús es crucificado
Evangelio según San Lucas (Lc 23, 32-46)
«Junto a Jesús llevaban a dos malhechores para ejecutarlos también. Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, lo crucificaron a él y a los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Después se repartieron sus ropas, sorteándolas.
La gente estaba mirando; los jefes, por su parte, se burlaban diciendo: «Ya que salvó a otros, que se salve a sí mismo, para ver si es el Cristo de Dios, el Elegido».
Los soldados también se burlaban de él. Cuando le ofrecieron vinagre para que lo tomara, le dijeron: «Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Porque había en lo alto de la cruz un letrero que decía: «Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificado, insultándolo, le dijo: «¿Así que tú eres el Cristo? Entonces, sálvate tú y sálvanos a nosotros». Pero el otro lo reprendió diciéndole: «¿Ni siquiera tú, que estás en el mismo suplicio, temes a Dios? Nosotros tenemos merecido pagar por nuestros crímenes. Pero él no ha hecho nada malo.» Y añadió: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.» Respondió Jesús: «En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso.»
Como al mediodía se ocultó el sol y toda la tierra quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. En ese momento, la cortina del Templo se rasgó por la mitad, y Jesús gritó muy fuerte: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu»; y dicho esto, expiró.
Reflexión:
¿Estamos conscientes de que Dios mismo, Jesucristo, dio su vida para salvarnos, por amor? ¿Cómo correspondemos a ese Amor tan grande? ¿Nos comportamos como dignos hijos de Dios?
El Reino de Dios es Justicia, Paz y Gozo, nosotros podemos con la ayuda del Espíritu Santo, la que nos da a través de los Sacramentos, hacer que se viva en nuestro entorno (familia, amigos, escuela, parroquia…) , como en el Reino de Dios, promoviendo la Justicia, y la Paz que es su fruto. También el Catecismo (Catecismo de la Iglesia Católica de Juan Pablo II), nos muestra cual debe ser nuestra conducta como católicos, busquemos uno y vayámoslo estudiando poco a poco, con ayuda de nuestros mayores.